Las citas habían terminado y Joffrey por fin estaba libre. Salió a la terraza a respirar y comerse un pastelillo. Estaba satisfecho y contento, la noche fue bastante bien dadas sus expectativas. Ahora solo quería irse a casa, con su perro al que cuidaba una niñera del barrio. Sonrió al recordar la cara que puso la chica cuando le dijo a quién cuidaría.
Su manager le había pedido que saliera con una chica, que se dejara ver por la prensa y se hiciera algunas fotos. El hombre trabajaba afanoso en conseguirle una chica bonita y vacía, pero Joffrey no estaba interesado. Si debía tener una mujer en su vida, al menos sería una que él eligiera, alguien con quien pudiera charlar, una mujer que le causara interés.
Joffrey se giró para mirar a la chica que entraba a la terraza. Vaya suerte, pensó, era Lauren y al parecer también buscaba un poco de silencio y tranquilidad. Si bien las citas habían terminado, el evento seguía con una cena de gala y baile. Joffrey le sonrió.
─Hola, ¿viniste por la vista o huiste de tus pretendientes?
Aunque se tomaba una pausa, y estaba con más ganas de irse a casa, quería tener esa cena y baile con ella. Al parecer el destino estaba de su lado.
─Estaba por ir a buscarte, ¿qué tal fueron tus citas?