Le llamaba mucho la atención cómo era posible que se le estuviera negando y a la vez no. A él le venía muy bien aquella situación para las intenciones que tenía, pero no le gustaba la idea de estar haciendo algo que a ella no le gustara. La idea era que los dos la pasaran bien. Lo más lógico era que le hiciera olvidar o dejar de lado todas esas excusas. Sus besos no parecían estar haciendo tanto efecto como esperaba. Sospechaba que si le ponía el empeño suficiente, los besos llegaran a alcanzar, pero no era su intención hacérsela pasar mal por mucho tiempo (aunque si vamos al caso tampoco podemos decir que Mila pareciera estar sufriendo.
Un tiempo prudencial después de empezar el beso, se alejó para volver a mirarla a los ojos, como si tratara de hipnotizarla o algo por el estilo.
"Yo creo que sí" contestó con una sonrisa juguetona. Alzó la vista de nuevo a sus alrededores y fue consciente de las miradas curiosas que se habían atrevido a dirigirse en su dirección. Les mostró una expresión de muy pocos amigos, confiando en que el rumor de que podía literalmente 'matar con la mirada' alcanzara para quitarles las ganas. "Siento que esto es algo que debemos hablar más tranquilos" comentó, volviendo a mirar a Mila con una expresión mucho más suave. "¿Vamos a mi habitación?" propuso, haciendo todo su esfuerzo para que su voz no saliera con dobles intenciones.