Lo observó mientras hablaba, pensando que no había conocido antes a alguien como él. Es decir; por lo general, la mente de Eve funcionaba como un archivo. Había cajas en donde podía clasificar cosas y personas a partir de arquetipos que se había formado con el tiempo. Así, sabía reconocer personas toscas, inteligentes, groseras, doble cara, y muchas otras categorías más. A la personalidad casi científica experimental de Conelly le agradaban las personas clasificables, pero no le divertían demasiado, pues no representaban ningún reto. Monty, en cambio, era otra historia; no estaba segura de en qué caja lo pondría, o si había una caja en la cual encajara. Quizá era mejor que no la hubiera.
Le regaló media sonrisa y alzó una ceja. Hablaba como si agradarle fuera un premio en sí mismo, lo cual la divirtió, pues no pensó que tuviera ese subtexto intencional. "Genial" le dijo. Apreciaba ese pequeño pat in the head. "Y a mí me agrada que me lleven de viaje y me compren pasteles de calabaza, así que esto va viento en popa".
La fila avanzó unos cuantos pasos, pero la registradora se veía aún lejos. Sus ojos divagaron hacia el estante donde estaban los pasteles, temiendo que no alcanzaran, pero se alivió al ver que aún quedaban bastantes. Su estómago volvió a protestar sonoramente. "Si las filas son más cortas en Chipre, ¿por qué no vamos de una vez?"